domingo, 8 de noviembre de 2009

SOCIEDAD DEL RIESGO: UNA VISIÓN TECNÓFOBA

RESUMEN
En el presente trabajo se propone realizar una investigación centrada desde una perspectiva tecnófoba sobre la tecnología. El objetivo general, consiste en examinar como influye desde esta perspectiva el desarrollo de la sociedad, denominada por Beck, sociedad del riesgo. Dicho esto en nuestro análisis nos reservamos el derecho a poner en duda no los avances y beneficios tecnológicos, sino el uso social que hacemos de la tecnología.

ABSTRACT
In the present work it's proposed to realize a research centred from a tecnófoba perspective about the technology. The principal aim consists on examining how the development of the society named by Beck, society of the risk influences. Mentioning this in our analysis we save not onlu ourselves the right to question the advances and technological benefits, but also the social use we make about the.

PALABRAS CLAVES: Constructivismo, Comunicación, Tecnología, Tecnfobia, Tecnofilia, Riesgo.

KEYS WORD: Constructivism, Communication, Technology, Tecnfobia, Tecnofilia, Risk.

1. Introducción

Sócrates nos ha dejado la tarea de buscarle el sentido a la confusa oración “Sólo sé que no sé nada”. La fatal ironía en la que la sociedad científico-técnica nos sumerge es, a causa de su perfección, mucho más radical: ¡No sabemos qué es lo que no sabemos, pero de aquí surgen los peligros que amenazan a toda la humanidad![1] Se trata del riesgo residual, el cual implica que ni se sabe ni se puede saber: es un lenguaje de la incertidumbre.
Estudiar las actitudes tecnofóbicas y tecnofílicas a lo largo de la historia es francamente difícil, ya que es sencillo caer en planteamientos subjetivos.
El historiador de la tecnología M. Kranzberg, fundador de la Sociaty for History of Technology, enunció una serie de leyes o reglas que consideraba necesarias para enfrentarse al estudio de la historia de la tecnología, estableciendo que la misma ni es buena, ni es mala, ni es neutral.
Nuestro análisis está enfocado desde una perspectiva tecnófoba, ya que nos reservamos el derecho a poner en duda no los avances y beneficios tecnológicos, sino el uso social que hacemos de la tecnología.
El punto de partida que nos hizo reflexionar al respecto y proponernos el desarrollo de este artículo es el siguiente:

1.- Cuanto mayor es el conocimiento y los medios técnicos, tantos más daños potenciales son identificados como riesgos y más graves son las atribuciones de responsabilidad dados los recursos disponibles.
2.- Los daños están asociados a la universalización de la tecnología y a sus consecuencias negativas por la abolición de barreras nacionales, de clase social o generacionales.

[1]Beck, U. “Vivir en la sociedad del riesgo mundial” (on line). Dinámicas Interculturales, nº 8 Fundació CIDOB (Julio. 2007) ISSN: 1698-5516 (consultado el 21/9/09). Disponible en internet: http://www.cidob.org/es/publicaciones/documentos_cidob/dinamicas_interculturales/num_8_vivir_en_la_sociedad_del_riesgo_mundial_living_in_the_world_risk_society

2. HISTORIA DE LA TECNOLOGÍA: EVOLUCIÓN TECNOFOBOS VS. TECNOFILOS


Existen numerosas definiciones sobre la palabra tecnología. De origen griego, está formada por “tekne” (arte, técnica u oficio), y por “logos” (conjunto de saberes). Desde una perspectiva más global, la tecnología se define como “el conjunto ordenado de conocimientos y procesos que tiene como objetivo la producción de bienes y servicios, teniendo en cuenta la técnica, la ciencia y los aspectos económicos, sociales y culturales implicados”.
Esta definición puede verse retocada dependiendo de cuál sea la fuente de información o su objeto de estudio. En línea podemos encontrar otras interpretaciones en el diccionario de la RAE o en cualquier diccionario informático online.
Centrándonos en su historia, la tecnología nace cuando los seres humanos empezaron a convertir los recursos naturales en herramientas simples para poder sobrevivir, ya sea desde el invento del fuego para poder calentar la comida, hasta la invención de una lanza para poder cazar. Hay que destacar que en la introducción de una nueva tecnología en el momento, siempre ha tenido repercusiones y resistencias por parte de la sociedad. Las actitudes tecnofóbicas han estado presentes a lo largo de la historia.
El movimiento "ludista" con la quema y destrucción de las máquinas de las "factorías" del siglo XIX, son un claro ejemplo de lo que ha representado introducir cambios en el entorno, en las costumbres y los usos de la población. En contrapartida en la misma época personas como el ingeniero inglés M. Anderson, elevaba a los altares a los ingenieros, cuyas máquinas, liberarían al hombre, haciéndolo más culto, transformando a la población en ociosos y felices viviendo en paz social.

Estudiar las actitudes tecnofóbicas y tecnofílicas a lo largo de la historia es francamente difícil, ya que es sencillo caer en planteamientos subjetivos.

Alrededor de 1958, Kranzberg, anunciaba unas leyes para entender la historia de la tecnología, éstas son:
- La tecnología no es buena ni mala, ni tampoco neutral (Technology is neither good nor bad; nor is it neutral).
- La invención es la madre de la necesidad (Invention is the mother of necessity).
- La tecnología viene en paquetes grandes o pequeños (Technology comes in packages, big and small).
- A pesar de que la tecnología puede ser un elemento primario en muchos asuntos públicos, los factores no-técnicos tienden a preceder en las decisiones de política sobre desarrollo tecnológico (Although technology might be a prime element in many public issues, nontechnical factors take precedence in technology-policy decisions).
- Toda la historia es relevante, pero la historia de la tecnología es la más relevante (All history is relevant, but the history of technology is the most relevant).
- La tecnología es una actividad humana, y por lo tanto también lo es la historia de la tecnología (Technology is a very human activity – and so is the history of technology).
Tras la Segunda Guerra Mundial, el optimismo por el progreso, se transforma en un pesimismo social general hacia los "sistemas tecnológicos".
Entender este pesimismo tecnológico es un factor importante para comprender la aparición de los movimientos ecologistas, que tanto influencia han tenido en la segunda mitad del siglo XX. Accidentes Nucleares (Chernobil y Three Mile Island), catástrofes tecnológicas (Aznarcollar e Islas Galápagos), el empleo de las armas químicas, etc., han contribuido a la perdida de la fe en la tecnología como fuerza motriz del progreso.

Desde los años sesenta los partidarios de la energía nuclear esgrimían argumentos a favor del bienestar de la sociedad, gran consumidora de energía, como justificación de emplear al átomo como fuente inagotable de la energía, por lo contrario, los movimientos ecologistas radicales promulgaban la vuelta a la sociedad preindustrial justificando que la tecnología era el culto a lo superfluo, la tecnología como madre de la necesidad, como diría Kranzberg, y por tanto prescindible. Las actitudes tecnofóbicas y tecnofílicas de nuevo enfrentadas.

Los factores no estrictamente técnicos tienen mucha importancia en los procesos de decisiones técnicas, dice otra ley de Kranzberg. Con ello podemos presuponer que la cultura tecnológica es la éticamente más perfecta. A lo largo del siglo XX, tenemos ejemplos de ello en donde personas de alta calificación técnica, que enmascaran o desvían la atención en la elección de los fines éticos.

Pero como ha respondido el poder político a este pesimismo tecnológico de la sociedad, creando departamentos ministeriales de medio ambiente, añadiendo a sus programas palabras como "desarrollo sostenible", impactos y auditorias medioambientales, etc. Un simple lavado de cara, la solución es mucho más compleja y como dijo Kranzberg ni será buena, ni mala, ni neutral.

3. EJEMPLOS EN LA LITERATURA DE POSTURAS TECNOFOBAS

a) REFLEXIONES SOBRE PODER, TECNOLOGÍA Y LIBERTAD A PROPÓSITO DE 1984, DE GEORGE ORWELL[1]

La publicación, en 1949, de la novela 1984 significó la culminación de la carrera literaria de George Orwell (Motihari, India, 1903, Londres 1950). Construida sobre una base argumental de una gran contundencia, esta obra daría pie a hablar de una de las grandes "utopías" sobre la sociedad del futuro, elaboradas a lo largo del siglo XX. En ella, el protagonista, Winston Smith, aparece como el símbolo de la revuelta contra el poder omnímodo de un estado que, parapetado detrás de unos medios tecnológicos altamente sofisticados, se ha "apropiado" de la vida y la conciencia de todos sus súbditos.
Debemos tener en cuenta el momento histórico en que se produce; esto es, poco después del final de la segunda guerra mundial y del inicio de la posguerra y del período que se conocería como "guerra fría". Unos tiempos, en definitiva, marcados a nivel colectivo por el vivo recuerdo del gran trauma bélico y por las inseguridades y los temores que suscitaba el precario equilibrio geopolítico de la época: tal vez el escenario más propicio -al menos en el mundo occidental- para que la novela de nuestro autor destacara en todo su trasfondo de crudeza y amargo escepticismo.
La sociedad que el autor refleja en la novela no se fundamenta ya en el principio rosseauniano del "pacto" o el "contrato", como garantía de fondo de la libertad del ciudadano, sino, lisa y llanamente, en el miedo. Es una sociedad que parece concebida en los términos de una pesadilla espeluznante, donde incluso el acto individualísimo de pensar se encuentra en el punto de mira de un complejo tecnológico cuyo último objetivo no parece ser otro que el control absoluto del ciudadano:
"Y pensó en la telepantalla, que nunca dormía, que nunca se distraía ni dejaba de oír. (...) Con toda su habilidad, nunca habían logrado encontrar el procedimiento de saber lo que pensaba otro ser humano." (Orwell, 1983: 181)
"En el pasado, ningún Estado tenía el poder necesario para someter a todos sus ciudadanos a una vigilancia constante. Pero el invento de la imprenta facilitó el manejo de la opinión pública, y el cine y la radio contribuyeron a acentuar el proceso. Con el desarrollo de la televisión (...) terminó la vida privada. (...) Por primera vez en la Historia existía la posibilidad de forzar a los gobernados, no sólo a una obediencia plena a la voluntad del Estado, sino a la completa uniformidad de opinión." (Orwell, 1983: 221-222)[2]
Fuera del entorno mediático, es que el "control a distancia" del ciudadano por parte del Estado haya tomado absolutamente carta de naturaleza con el despliegue de los espectaculares medios tecnológicos del último medio siglo. La posibilidad -tan sólo la posibilidad- que el Estado, en cualquiera de sus derivaciones o ramificaciones, tenga acceso a la "esfera de privacidad" del ciudadano (desde el seguimiento de sus cuentas de ahorro o de su correo electrónico hasta el control mediante cámaras de todo movimiento o el registro de sus llamadas telefónicas), apretando simplemente una tecla, es algo que resulta tan inquietante y desalentador como la vivencia de la pesadilla descrita lúcidamente por Orwell.
Como crítica a la relación entre humanos y no humanos en un entramado sociotécnico sin costuras que diría Callon, que surge a partir de la obra de Orwell encontramos desde una postura determinista y tecnófoba a Lewis Mumford. A principios de la década de 1930, Lewis Mumford comienza a reflexionar sobre la naturaleza de la tecnología desde la tradición romántica norteamericana. Mumford destaca, entre otras cosas, por su crítica de la "monotécnica" o tecnología autoritaria (i.e. la tecnología orientada hacia el poder, hacia la riqueza económica o la superioridad militar, no hacia la realización de las diferentes potencialidades humanas). Para este autor, en nuestro siglo es especialmente prevalente y peligroso un mito sobre el que se sustentan las modernas formas autoritarias de tecnología y el propio estado tecnocrático. Se trata del "mito de la máquina", es decir, la creencia de que la tecnología es inevitable y benefactora en última instancia. Buena parte de la obra de Mumford está precisamente dirigida a combatir dicho mito, de forma que la tecnología pueda servir a los seres humanos más bien que al contrario. A diferencia de Ernest Kapp (primero en utilizar el concepto de filosofía de la tecnología), Mumford no concibe al ser humano como un ser esencialmente técnico; alguien cuya "humanidad" proceda del carácter técnico de su existencia. Por naturaleza, para Mumford, el ser humano es "homo sapiens", y sólo secundariamente "homo faber".
En este vídeo podemos ver como se puede aplicar la temática y visión de la obra orwelliana a sucesos de candente actualidad como lo son el terrorismo islámico y los controles por parte del estado en lugares como los aeropuertos:

Alex Jones & Alan Watt: "1984", el mundo orwelliano y el poder de las pesadillas (19-2-09)

http://www.youtube.com/watch?v=fJNcKZYKQuY

[1] TORT DONADA, J. ¡Abajo el Gran Hermano! Unas reflexiones sobre poder, tecnología y libertad a propósito de 1984, de George Orwell. Geo Crítica / Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2004, vol. VIII, núm. 170-48. ISSN: 1138-9788 (Consultado 21/9/09). Disponible en internet: [ISSN: 1138-9788]

[2] Cabe subrayar que, en el universo de 1984, la televisión emite y, a la vez, graba. Por este motivo, se convierte en el aparato decisivo para el control del ciudadano. Además, su ubicuidad (está presente en el domicilio de cada ciudadano, pero también en el trabajo, en la calle o en el campo) hace que la tradicional distinción entre; espacio público y espacio privado quede totalmente borrada.

b) REFLEXIONES SOBRE LA TECNOLOGIA Y SU INCORPORACION Y USO EN LA VIDA DOMESTICA, A PARTIR DEL CUENTO La pradera, de Ray Bradbury.


El hombre ilustrado (1951) es un libro de dieciocho cuentos de ciencia ficción escritos por Ray Bradbury, los cuales exploran la naturaleza humana. Las historias no tienen relación aparente entre sí, pero muchas muestran cómo la tecnología puede destruir a la humanidad.
Las historias se presentan a través de varias ilustraciones en el cuerpo de un vagabundo. Los cuentos que se les cuenta al hombre son sus ilustraciones que tienen vida por la noche ya que fueron pintadas por una bruja que viaja en el tiempo, Las 18 ilustraciones cuentan 1 cuento, pero en la parte del omoplato derecho predice el futuro con que el hombre ilustrado esta. Así, el relato de “el hombre ilustrado” sirve como la narración marco para todos los cuentos.
"La Pradera": Dos padres utilizan un “cuarto de juegos artificial” para mantener a sus niños felices. Los niños utilizan el cuarto de niños de alta tecnología de la simulación para crear África, un ambiente predador sádico. Cuando los padres amenazan con eliminarlo, los niños los atrapan en su interior, donde los dispositivos “inofensivos” del cuarto de juegos los matan.
En este cuento vemos que Bradbury expone una de sus obsesiones, con claro tinte determinista (idea de que la evolución autónoma de la tecnología determina de forma inexorable las formas de vida sociales), de que puede llegar un punto en la tecnología que en vez de ser auxiliar en la vida cotidiana, se vuelva un tirano (mito de Frankenstein). La tecnología hace que el ser humano no HAGA más, como dice el niño del cuento Peter “excepto mirar, oír y oler”.
A su vez creemos centra su atención en la relación entre el avance de la tecnología y como ésta influye o interactúa con las personas, en sus relaciones familiares, el trabajo, la educación, etc. Por lo que vemos que coincide con una visión constructivista (la tecnología como resultado de un proceso de interacción entre agentes).
La casa inteligente tal como la presenta Bradbury, vuelve inútiles a sus habitantes. Evidencia de ello es el sentimiento que muestra Lydia (madre de la familia), que no sólo se siente inútil, sino que también atrapada.

c) SIGMUND FREUD Y El malestar en la cultura.


Freud refleja posiciones con tintes tecnófobos, cuando expresa en su libro El malestar en la cultura, lo siguiente:
“[…] En el curso de las últimas generaciones la Humanidad ha realizado extraordinarios progresos en las ciencias naturales y en su aplicación técnica, afianzando en medida otrora inconcebible su dominio sobre la Naturaleza. No enunciaremos, por conocidos de todos, los pormenores de estos adelantos. El hombre se enorgullece con razón de tales conquistas pero comienza a sospechar que este recién adquirido dominio del espacio y del tiempo, esta sujeción de las fuerzas naturales, cumplimiento de un anhelo multimilenario, no ha elevado la satisfacción placentera que exige de la vida, no le ha hecho, en su sentir, más feliz. Deberíamos limitarnos a deducir de esta comprobación que el dominio sobre la Naturaleza no es el único requisito de la felicidad humana -como, por otra parte, tampoco es la meta exclusiva de las aspiraciones culturales-, sin inferir de ella que los progresos técnicos son inútiles para la economía de nuestra felicidad. En efecto, ¿acaso no es una positiva experiencia placentera, un innegable aumento de mi felicidad, si puedo escuchar a voluntad la voz de mi hijo que se encuentra a centenares de kilómetros de distancia; si, apenas desembarcado mi amigo, puedo enterarme de que ha sobrellevado bien su largo y penoso viaje? ¿Por ventura no significa nada el que la Medicina haya logrado reducir tan extraordinariamente la mortalidad infantil, el peligro de las infecciones puerperales, y aun prolongar en considerable número los años de vida del hombre civilizado? A estos beneficios, que debemos a la tan vituperada era de los progresos científicos y técnicos, aun podría agregar una larga serie -pero aquí se hace oír la voz de la crítica pesimista, advirtiéndonos que la mayor parte de estas satisfacciones serían como esa «diversión gratuita» encomiada en cierta anécdota: no hay más que sacar una pierna desnuda de bajo la manta, en fría noche de invierno, para poder procurarse el «placer» de volverla a cubrir. Sin el ferrocarril que supera la distancia, nuestro hijo jamás habría abandonado la ciudad natal, y no necesitaríamos el teléfono para poder oír su voz. Sin la navegación transatlántica, el amigo no habría emprendido el largo viaje, y ya no me haría falta el telégrafo para tranquilizarme sobre su suerte. ¿De qué nos sirve reducir la mortalidad infantil si precisamente esto nos obliga a adoptar máxima prudencia en la procreación; de modo que, a fin de cuentas tampoco hoy criamos más niños que en la época previa a la hegemonía de la higiene, y en cambio hemos subordinado a penosas condiciones nuestra vida sexual en el matrimonio, obrando probablemente en sentido opuesto a la benéfica selección natural? ¿De qué nos sirve, por fin, una larga vida si es tan miserable, tan pobre en alegrías y rica en sufrimientos que sólo podemos saludar a la muerte como feliz liberación? Parece indudable, pues, que no nos sentimos muy cómodos en nuestra actual cultura, pero resulta muy difícil juzgar si -y en qué medida- los hombres de antaño eran más felices, así como la parte que en ello tenían sus condiciones culturales.” (pp. 31-33 Freud, 1992)[1]
[1] http://sociotecno4.wordpress.com/actitudes-ante-la-ciencia-y-la-tecnologia-apocalipticos-e-integrados/

d) EL GOBIERNO DE LAS MÁQUINAS. ‘Manuscrito encontrado en una botella de Champagne’, de Alfred Bester

Alfred Bester (Manhathan, 1913-1987) fue un autor de ciencia ficción que gozó del reconocimiento de Carl Sagan. En el ‘Manuscrito encontrado en una botella de Champagne’, enuncia un mundo conquistado tras la rebelión de las máquinas y artefactos domésticos que emprenden contra los hombres, en venganza a la explotación de éstas que sufrieron desde la Revolución Industrial. El tiempo del relato es 1979 y 1980, en una serie de asaltos a humanos que termina con la rendición de la especie presos en el zoológico del Bronx.
La idea del caos se produce en un mundo desarrollado y tecnificado, cuyo campo de acción invade los hogares y los centros de trabajo. Las máquinas se han apoderado del control de la sociedad y la especie humana está desapareciendo, a los hombres solo les queda someterse. Al final se ve a una rata que usa una tiara de diamantes y saluda a los prisioneros, esta imagen denota esperanza para el narrador porque piensa que estos animales al evolucionar y humanizarse arrebatarán el control a las máquinas. Los hechos se narran en un diario que dentro de una botella, espera contactar a otro reducto de humanos para que los liberen.
En la época del cuento, las computadoras no tenían los adelantos de hoy, el relato es futurista porque esboza un momento en que las máquinas puedan almacenar inteligencia o ser programadas para ello, incluso tomar decisiones. El jefe de la revolución es una locomotora diesel anaranjada y negra, la Presidente 455, quien tiene por emisarios a máquinas de escribir IBM, por esbirros a carros de golf y asesinos violadores a ordeñadoras eléctricas. En el cuento se da por cierto el momento en que las máquinas piensan sin ahondar en su causa, pero si alude al imaginario colectivo.
El hombre siempre se ha proyectado a pensar que las máquinas podrían desplazar a la humanidad debido a su continuo perfeccionamiento y que han reemplazado al hombre en muchos trabajos, como por ejemplo, los robots que ensamblan coches para la industria automotriz. Las máquinas se han humanizado por su ansia de poder, no está explicado que van a lograr con el control de la sociedad, únicamente dejar de trabajar. Las máquinas en este cuento han logrado identidad de grupo, a diferencia de los humanos, quienes entre ellos se han pensado diferentes por etnia, clase social, etc.
Las máquinas han formado un bloque compacto de identidad y de acción, tienen un líder al que siguen sin divisiones ni cuestionamiento. El comportamiento humano es transferido hacia las ratas y las máquinas, ambas competidoras de la especie humana por la hegemonía.

4. SOCIEDAD DEL RIESGO GLOBAL

Ya en 1974 Bell publicaba una obra en la que se resaltaba cómo la sociedad industrial, asentada en los principios de la producción, se estaba convirtiendo en otro tipo de sociedad basada en los servicios, cuya fuente de energía principal estaba en la información.
Paralelamente han surgido toda una serie de nuevas etiquetas que intentan caracterizar los principales rasgos de la nueva vida social que se está desarrollando como consecuencia de un crecimiento exponencial de las tecnologías productivas y/o comunicadoras.
Ulrich Beck, sociólogo alemán, profesor de la Universidad de Munich, escribió una de las obras más conocidas e influyentes, es la que vio luz poro primera vez en lengua germana bajo el título Risikogesellschaft Auf dem Weg in eine Andere Moderne, en 1986.
El autor entiende como Riesgo el peligro generado por decisiones sociales, derivadas de las ventajas y oportunidades generadas industrialmente. Desde mediados del siglo XX existen amenazas reales de que se extinga la vida en el planeta, puesto que existen armas que posibilitan al ser humano su propia destrucción y energías cuyo descontrol puede provocar catástrofes inevitables.
Para este autor, en nuestros días vivimos característicamente en una sociedad de alto riesgo: la tecnología actual ha creado nuevas formas de riesgo e impone una peligrosidad cualitativamente distinta a la del pasado. Según Beck, desde la perspectiva de un país muy desarrollado, nos encaminamos hacia una nueva modernidad en la que el eje que estructura nuestra sociedad industrial no es ya la distribución de bienes sino de males. No es la distribución de la riqueza, sino la distribución del riesgo, lo que moviliza hoy a numerosos colectivos sociales.
La sociedad moderna se ha convertido en una sociedad del riesgo en el sentido de que cada vez está más ocupada debatiendo, previniendo y gestionando los riesgos que ella misma ha producido[1].
[1] La sociedad del riesgo global, Ulrich Beck. (texto original).

5. NUEVAS TECNOLOGIAS Y LA SOCIEDAD DE LA COMUNICACION

Entre las muchísimas tecnologías desarrolladas durante el presente siglo, un reducido grupo han sido distinguidas con el calificativo de «nuevas tecnologías», adquiriendo así una singular notoriedad tanto social como intelectual. Suelen considerarse como nuevas tecnologías las siguientes: 1. Microelectrónica, 2. Informática, 3. Telecomunicaciones, 4. Automatización, 5. Láser, 6. Biotecnología, 7. Energías Renovables, y 8. Nuevos Materiales[1].
Desde una postura determinista podríamos decir que la informática y las telecomunicaciones son las nuevas tecnologías que mayores y más amplios impactos van a tener sobre la sociedad. Tan grandes, que ya parece justificado hablar de un nuevo modelo de sociedad, habitualmente denominado sociedad de la información o sociedad de la comunicación.
El ordenador aporta el componente individualista, y supone una clara extensión operativa del organismo humano. La Red, componente holista y relacional de la nueva sociedad, procura su infraestructura de interacción.
El primer ordenador, un gran edificio de lámparas catódicas, entró en funcionamiento en 1946.
En 1958 nace el chip (microprocesador), una diminuta lenteja capaz de procesar gran cantidad de información.
En 1981 aparece por primera vez el ordenador personal (personal computer, PC).
Cada vez son más las actividades humanas en las que el ordenador, mediante una determinada aplicación informática, puede contribuir a la reducción de costes, a la mejora de la calidad o, simplemente, a la eliminación del quehacer humano en los tradicionales sistemas de acción. Hemos de interrogarnos, por tanto, sobre las bases pragmáticas del computador, sobre su capacidad para realizar tareas, qué tipos de tareas y con qué resultados.


Nuestro Futuro a 50 años (Tecnología):

http://www.youtube.com/watch?v=7PNYvSP7pQk

La cara oculta del Facebook:

http://www.youtube.com/watch?v=xzTgIdNW6lg

[1] M. CASTELLS et al., Nuevas Tecnologías, Economía y Sociedad en España, Alianza Editorial,
Madrid, 1986.

6. ¿ES EL RIESGO EL PRECIO DEL PROGRESO?

Se considera la tecnología como un sistema interrelacionado de conocimientos, artefactos, destrezas y habilidades, recursos naturales, estimaciones económicas, valores y acuerdos sociales, preferencias culturales y estéticas, etc. Esto es, como un entramado sociotécnico. De este modo, el desarrollo de los procesos tecnológicos, siempre hay que comprenderlos e Interpretarlos de acuerdo a un determinado contexto sociotécnico, como fenómenos sistémicos, multidireccionales y complejos.

El papel de la ciencia y la tecnología en este estado de cosas es central, pues la mayoría de los riesgos que hoy nos asolan son de origen tecnológico. Irónicamente es la ciencia la que pone normalmente al descubierto estos mismos riesgos.
Lo que está detrás de esa entelequia es el viejo mito de la máquina, en expresión de Lewis Mumford, es decir, la creencia de que la tecnología (que de hecho tenemos) es tanto inevitable como benefactora en última instancia. Sin embargo, aunque hoy no podemos prescindir en general de la tecnología en un mundo superpoblado, sí tenemos la opción de elegir entre diversas tecnologías para la satisfacción de las distintas necesidades humanas, cada una con diversos tipos de impactos y distintas posibilidades de intervención correctiva por parte de los agentes sociales.
Es por tanto incorrecto y peligroso decir que el riesgo es el precio a pagar por el progreso. Pues, si bien el riesgo es hoy en gran medida inevitable, dado que intentar eliminar riesgos en una parte del sistema habitualmente genera o aumenta otros riesgos en otra parte del sistema (del mismo tipo o no, para la misma población o no), lo que realmente está en cuestión es el tipo de riesgos generados (voluntarios o no, catastróficos o no, compensables o no, …) y los grupos que se benefician o resultan afectados por esos riesgos, es decir, el carácter y la distribución del riesgo. Presentar el riesgo como el precio del progreso es ocultar esta importantísima dimensión del riesgo en el mundo actual, e intentar eludir el conflicto social y la atribución de responsabilidad.
El riesgo, la sociedad del riesgo, es el precio de la sociedad del conocimiento, de la búsqueda del mismo poder que condenó a Adán, Fausto o el Dr. Frankenstein. Pero los riesgos que hoy nos acompañan no son inevitables: los riesgos no son el precio del progreso pues son muchos los futuros posibles para la evolución del conocimiento y el desconocimiento.
Las nuevas tecnologías emergentes, y los modos de regulación política de las mismas, presentan un margen de flexibilidad que justifica hablar de un futuro abierto.

Por ello creemos que es importante la consideración de Trevor Pinch y Wiebe Bijker, cuando nos dicen que “la tecnología exitosa no es la única posible”.

BIBLIOGRAFIA:

- Beck, Ulrich (2002). La sociedad del riesgo global. Siglo XXI de España Editores. Madrid.
- CASTELLS, M. (1986). Nuevas Tecnologías, Economía y Sociedad en España. Alianza Editorial. Madrid.
- ESCOBAR, M. (2003) “Crítica del libro: La sociedad del riesgo global de U. Beck”. REIS, 101 ,279-303.
- BECK, U. Vivir en la sociedad del riesgo mundial (on line). Dinámicas Interculturales, nº 8 Fundació CIDOB (Julio. 2007) ISSN: 1698-5516 (consultado el 21/9/09). Disponible en Internet: http://www.cidob.org/es/publicaciones/documentos_cidob/dinamicas_interculturales/num_8_vivir_en_la_sociedad_del_riesgo_mundial_living_in_the_world_risk_society.
- BERICAT ALASTUEY, E. “La sociedad de la información. Tecnología, cultura, sociedad. REIS., Nº 76, 1996, 99-122. ISSN 0210-5233. (Consultado el 21/09/09). Disponible en internet: http://dialnet.unirioja.es/servlet/extaut?codigo=44611

- GONZÁLEZ GARCÍA, J. Mª. De la diosa fortuna a la sociedad del riesgo. Nómadas.0. Revista crítica de ciencias sociales y jurídicas. ISSN: 1578-6730. Consultado el 21/09/09. Disponible en internet: http://www.ucm.es/info/nomadas/0/jmglezgar.htm
- JORGE SIERRA. E. Actitudes ante la ciencia y la tecnología. Estudios Ciencia Tecnología y Sociedad. Universidad de Alicante. Disponible en: http://sociotecno4.wordpress.com/actitudes-ante-la-ciencia-y-la-tecnologia-apocalipticos-e-integrados/
- JORGE SIERRA. E. La construcción social de la tecnología, Wiebe Bijker y Trevor Pinch. Estudios Ciencia Tecnología y Sociedad. Universidad de Alicante. Consultado el 4/11/09. Disponible en: http://sociotecno2.wordpress.com/bijkerpinch/
- TORT DONADA, J. ¡Abajo el Gran Hermano! Unas reflexiones sobre poder, tecnología y libertad a propósito de 1984, de George Orwell. Geo Crítica / Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2004, vol. VIII, núm. 170-48. ISSN: 1138-9788 (Consultado 21/9/09). Disponible en Internet: