domingo, 8 de noviembre de 2009

6. ¿ES EL RIESGO EL PRECIO DEL PROGRESO?

Se considera la tecnología como un sistema interrelacionado de conocimientos, artefactos, destrezas y habilidades, recursos naturales, estimaciones económicas, valores y acuerdos sociales, preferencias culturales y estéticas, etc. Esto es, como un entramado sociotécnico. De este modo, el desarrollo de los procesos tecnológicos, siempre hay que comprenderlos e Interpretarlos de acuerdo a un determinado contexto sociotécnico, como fenómenos sistémicos, multidireccionales y complejos.

El papel de la ciencia y la tecnología en este estado de cosas es central, pues la mayoría de los riesgos que hoy nos asolan son de origen tecnológico. Irónicamente es la ciencia la que pone normalmente al descubierto estos mismos riesgos.
Lo que está detrás de esa entelequia es el viejo mito de la máquina, en expresión de Lewis Mumford, es decir, la creencia de que la tecnología (que de hecho tenemos) es tanto inevitable como benefactora en última instancia. Sin embargo, aunque hoy no podemos prescindir en general de la tecnología en un mundo superpoblado, sí tenemos la opción de elegir entre diversas tecnologías para la satisfacción de las distintas necesidades humanas, cada una con diversos tipos de impactos y distintas posibilidades de intervención correctiva por parte de los agentes sociales.
Es por tanto incorrecto y peligroso decir que el riesgo es el precio a pagar por el progreso. Pues, si bien el riesgo es hoy en gran medida inevitable, dado que intentar eliminar riesgos en una parte del sistema habitualmente genera o aumenta otros riesgos en otra parte del sistema (del mismo tipo o no, para la misma población o no), lo que realmente está en cuestión es el tipo de riesgos generados (voluntarios o no, catastróficos o no, compensables o no, …) y los grupos que se benefician o resultan afectados por esos riesgos, es decir, el carácter y la distribución del riesgo. Presentar el riesgo como el precio del progreso es ocultar esta importantísima dimensión del riesgo en el mundo actual, e intentar eludir el conflicto social y la atribución de responsabilidad.
El riesgo, la sociedad del riesgo, es el precio de la sociedad del conocimiento, de la búsqueda del mismo poder que condenó a Adán, Fausto o el Dr. Frankenstein. Pero los riesgos que hoy nos acompañan no son inevitables: los riesgos no son el precio del progreso pues son muchos los futuros posibles para la evolución del conocimiento y el desconocimiento.
Las nuevas tecnologías emergentes, y los modos de regulación política de las mismas, presentan un margen de flexibilidad que justifica hablar de un futuro abierto.

Por ello creemos que es importante la consideración de Trevor Pinch y Wiebe Bijker, cuando nos dicen que “la tecnología exitosa no es la única posible”.

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